La enfermedad llega, con o sin tarjeta de visita. Un accidente, un día de viento, un bulto extraño en la espalda, un dolor de cabeza aparentemente inexplicable.
Hoy nadie está exento, de un momento a otro nos pueden una noticia que cambie totalmente nuestra vida. Diste positivo en la prueba…
El COVID-19 nos ha puesto a prueba una y otra vez. A nivel anímico, físico y mental. Hoy, en los países más afectados por este virus, la situación en los hospitales es crítica. Y uno de los sufrimientos más grandes que están pasando las personas afectadas es el aislamiento total en el que viven.
No tienen contacto con nadie, sus familiares no pueden ir a visitarlos, en ocasiones incluso sus familiares están también hospitalizados por el mismo virus en un cuarto diferente y no tienen noticias de él.
La primer obra de misericordia nos invita a visitar al enfermo. A que las personas que estén sanas, no olviden a sus hermanos que están sufriendo una enfermedad. Cuidar al enfermo en medio de esta pandemia puede sonar como algo descabellado. Si cuido al enfermo después necesitaré que alguien cuide de mí, pues me habré contagiado.
Cristina Marin Campos, desde España, tiene una iniciativa en la cual nosotros podemos acompañar a las personas que están sufriendo desde nuestro hogar.
Su idea es escribir cartas anónimas a los enfermos. Ella se encargará de hacer que estas cartas lleguen a los doctores y ellos se las entregarán a sus pacientes de la población general. De esta forma, nosotros tenemos la oportunidad de hacerlos sentir queridos, importantes y acompañados. Y ellos podrán pasar un buen rato leyendo la carta de su misionero desconocido.
En éste formulario, tu podrás escribir tu carta. Tu nombre y edad son opcionales. Ayuda a esa persona que hoy está sola y necesita palabras de aliento. Hoy te toca misionar desde tu casa.