Tu Amigo Dios

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“Tu Amigo Dios” habla sobre tu primer encuentro, la primera vez que te diste cuenta de la presencia de Dios en tu vida.
Dios siempre ha estado presente en nuestras vidas, lo notemos o no… Él está constantemente tocando en nuestra puerta esperando a que la abramos.
La canción empieza hablando sobre una voz que siempre se hace presente en momentos difíciles, una voz que está ahí cuando todos los demás te dan la espalda, una voz que te alienta a seguir y nunca te deja solo. Sin embargo, no se sabe de quién es esa voz.
En el segundo verso la historia se repite. De nuevo, durante un momento difícil, se escucha esa voz. La diferencia ahora es que la voz se presenta, y con un tono glorioso dice: “Soy tu Dios”. Ahí sucede el encuentro.

Yo no sé donde hayas tenido tu primer encuentro con Dios, si ya lo has tenido, o si aún esperas por encontrarlo. Lo que si sé es que ese momento, ese instante, define nuestra vida y acciones de maneras que no imaginamos; nos da fuerza para hacer cosas que quizá no haríamos “normalmente”, para vencer esos miedos que nos detienen. Desde ese momento, se puede distinguir claramente un antes y después en tu vida.

La voz continua presentándose y le hace saber que no es un Dios lejano, que quiere controlar su vida; sino un Dios cercano, un padre amoroso, el mejor amigo que podría tener.

Dios diariamente te grita: ¡No te rindas! porque Yo contigo estoy. Yo soy quien te sostiene…
Cuando te desanimas te dice: No temas, no te desalientes, fuerza te daré. Mi mano te sostiene y no te dejaré caer
Y siempre te hace saber que no estas solo: A donde vayas voy contigo, te daré siempre mi amor.
Y cuando crees que no puedes contar con nadie, te recuerda que está aquí, que te ama y que siempre podrás contar con Él: Yo soy quien va a tu lado…

Reflexión

“Quien ha encontrado un amigo, ha encontrado un tesoro…” Eclesiástico 6, 14

Con la situación que provocó el COVID-19, muchos llevan un buen rato sin salir de sus casas, sin ir a un café, sin ir a un restaurante y sin abrazar a un ser querido.

Está crisis nos ha mantenido distantes físicamente, pero eso no quiere decir que nos hayamos alejado de nuestros amigos. Nos mantenemos en contacto por diferentes medios: hacemos videollamadas, compartimos más cosas que nunca en los grupos de Whatsapp, hacemos oraciones grupales, etc. Hemos estado constantemente innovando en diferentes formas para estar cerca de aquellos que queremos. Hemos llegado incluso a retomar conversaciones con personas con las que hace años no hablábamos o habíamos olvidado su existencia… Hoy, cualquiera con un celular y acceso a internet, puede mantenerse conectado con sus seres queridos.

Todo esto vino a hacernos ver que a pesar de las circunstancias, no estamos solos. Que siempre vamos a tener a alguien cerca, a un mensaje, una llamada, una oración de distancia. “Los amigos son la familia que se escoge” dicen por ahí, pero ciertamente algunos llegan de la nada, sin esperarlo y eso hace que parezcan un regalo. Este tiempo nos llama a estrechar lazos con todas esas personas que tenemos en el corazón y la mente, a sabernos amados por otras personas, pero también a hacerle saber a estas personas que son amadas y que son importantes para nosotros. Sobre todas las cosas, nos invita a estar en contacto con el amigo que no falla, ese que siempre está para nosotros, sin importar la circunstancia. Ese que nos motiva a seguir adelante y contagiar a los demás de la alegría de conocerlo.

“Quien ha encontrado un amigo ha encontrado un tesoro” dice la escritura, entonces yo encontré el tesoro más grande del universo, uno que no se agota. Que quiere estar conmigo y también contigo, que está esperando ese encuentro oportuno, para cambiar nuestra vida: Tu amigo, Dios.

Actividad

Al escuchar tu canción favorita en la radio, la reconoces perfectamente al segundo. Muchas veces el gusto musical de las personas expresa lo que tienen en su interior. Sonidos que expresan la candela que te enciende, sonidos que agradecen tu existencia, hasta sonidos que expresan dolor y un poco de sufrimiento. ¿Y que pasa con los sonidos que no queremos escuchar? El regaño de tu mamá, los sermones de tu papá, el análisis especifico que quiere tu profesor. Ahora quiero preguntarte ¿Qué es lo que escucha tu interior? A veces, solo oímos lo que queremos escuchar.

En este momento, quiero pedirte que respires hondo y vayamos juntos a un viaje. Un viaje donde vamos a experimentar el abrazo de un ser amado, una caricia que nos trae paz. Donde aprenderemos a escuchar con claridad esos sonidos que se presentan a diario en nuestra vida, esos susurros que nos llaman desde hace tiempo.

En la vida escuchamos voces todo el tiempo. Estoy seguro que muchas personas hablan contigo diariamente, para lo que sea, para saludar, para encargarte algo, para saber de ti. Pero en este momento quisiera que pusiéramos mucha atención a una voz especial. Una voz que sé que también has escuchado antes, pero quizá no le has prestado la atención que se requiere, o quizá debías esperar hasta este momento para escucharla plenamente.

Existe una voz que una vez que la escuchas, nunca la olvidas y cuando vuelve a hablarte, la identificas claramente. Es la voz del amor incondicional de Dios que se fija en ti independientemente de lo que hayas hecho o de tus méritos. Es una voz de amor eterno. A diferencia de las ilusiones que plantea el mundo y se acaban, la voz de Dios permanece.

En este momento vamos a escuchar la voz de Dios, pero no del dios lejano del que alguna te contaron, sino de Dios, el amigo que te ama y quiere estar contigo. Quiero que retomemos ese primer momento donde escuchaste su voz ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas lo que sentiste? ¿Recuerdas la sensación de querer que todos lo escuchen como tú?

Yo sé que cada minuto vuelan miles de pensamientos por tu cabeza, pero, te has preguntado ¿cómo está mi relación con Dios? ¿Cuántas veces habrá hablado sin que yo lo escuche? Nunca he escuchado la voz de Dios de la misma manera en la que escucho a las personas alrededor mío, pero sé que Dios me habla cada día. ¿Cómo lo distingo entonces?

A veces buscamos escucharlo en los estruendos, con trompetas y luces del cielo, pero la biblia nos dice que Dios no estaba en el viento poderoso que rompía los montes, tampoco estaba en el terremoto ni en el fuego, sino en el “susurro apacible y delicado.” (1 Reyes 19, 11-12)

Escuchar la voz de Dios no será como escuchar un grito desesperado. La voz de Dios es la guía y ayuda interna que me induce a lo bueno, y se vuelve más y más sencillo escucharla si me mantengo al pendiente de en qué puedo ayudar a los demás. Respira hondo nuevamente y escucha la voz de Dios hablándote en este momento. Recordándote que puedes contar con Él a toda hora, que quiere tener una relación especial contigo y que ha esperado este momento desde la eternidad. El es tu Dios, tu amigo, te invito a que ahora, hables con Él y le cuentes lo importante que es para ti.