Portada Platica

Jesús quiero platicarte todo lo que sucedió
Desde aquella última vez en la que escuché Tu Voz
Y aunque sé que tú ya sabes lo que hay en mi corazón
Quisiera que me dejaras cantarte en esta oración.

Que te amo, que te extraño, que quisiera estar aquí
Que me haces mucha falta, que sin ti no puedo ser feliz
No quisiera regresar, no quisiera sentir más soledad
Y aunque no entiendo tus planes, lo diré… Que se haga Tu Voluntad

Todo lo que ha pasado sé que tiene un para qué
Las caídas errores y pruebas, la alegría y sonrisas también
Pero no quiero que pienses que me vine aquí a quejar
Entiendo que estás conmigo, podemos con esto y más

Si te amo, si te extraño, ahora sé que estas aquí
Sé que quieres que me esfuerce, sé que quieres que sea muy feliz
Cada reto, cada prueba en Tu nombre los voy a enfrentar
Y aunque no entiendo tus planes, lo diré… Que se haga Tu Voluntad

Reflexión

Dije: Dios, me duele.
Y Dios contestó: Lo sé
– Dios, he llorado tanto.
– Para eso es que te di lágrimas.
– Dios, estoy tan deprimido…
– Por eso es que te di el brillo del sol.
– Dios, la vida es dura.
– Por eso es que te di seres queridos.
– Dios, mi ser más querido murió.
– El mío también.
– Dios, es una pérdida tan grande.
– Vi el mío clavado en una cruz.
– Dios, pero tu ser querido vive.
– El tuyo también.
– Dios, me duele
– Lo sé, pero estoy contigo.

Hay veces que, ante el sufrimiento de la vida, nos volteamos contra Dios y decimos ¿Por qué a mí? Aveces incluso lo culpamos por nuestro sufrimiento sin darnos cuenta que Él nos está acompañando en cada momento de ese sufrir. Él te carga cuando ya no puedes caminar y te consuela cuando el dolor llega…
Él esta presente en tu vida en cada paso que das. Te acompaña en las buenas y en las malas. Depende de ti si quieres luchar solo tus batallas o acompañado del más grande guerrero.
Todo esta a una plática de distancia.

Reflexión

“Jesús dijo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.»” Lucas 22, 42

¿Cuantas veces te has sentido solo? Vamos a interiorizar aún más lo que vimos en el capítulo anterior. La soledad puede ser muy dura en los momentos de prueba. Lo peor de la soledad es que trae un cara a cara con uno mismo, una batalla de la que no podemos huir. Un enfrentamiento donde descubrimos nuestras flaquezas y donde todo parece ser más difícil. ¿Te das cuenta? Pasamos todo el tiempo pensando en nosotros mismos, en las veces que nos han dejado solos, las veces que nos hemos sentido mal y no hay nadie para consolarnos. Pero ¿Cuantas veces nos hemos preocupado realmente por el dolor de los demás? ¿Nos hemos preocupado por acompañar a aquellos que sufren? Quizás debamos salir un poco más allá de nosotros mismos y empezar a ver lo que nos rodea, sobre todo en un día como este.

Hoy, un hombre bueno está apunto de ser juzgado, golpeado al extremo y condenado. Un hombre que pasó por el mundo haciendo el bien. Cuyas palabras siempre fueron de amor, aún las que desaprobaban las formas de pensar de sus detractores. Todo lo que dijo e hizo, lo hizo con y por amor.

Jesús es un hombre inocente que fue condenado a muerte. Una muerte que estaba destinada para los más grandes criminales, tu y yo. Ese mismo día fue abandonado por sus amigos, humillado ante el juicio de Pilato, el interrogatorio de Herodes y la elección de la gente que unos días antes lo aclamaba como Rey, ahora prefiriera la liberación de un criminal. Jesús está solo, y eso que lo rodea una multitud de personas.

¿Cuántas veces en nuestra vida hemos dejado solo a Jesús? Siendo como esa multitud, presente, pero indiferente a Él. Lo abandonamos en su calvario cada vez que nos sentimos con el derecho de juzgar al otro sin buscar la verdad, cuando por nuestra soberbia no buscamos a Dios para pedir perdón. También lo negamos cuando lo excluimos de nuestra vida, cuando ponemos prioridad a nuestras propias ambiciones, antes que el bien de los demás.

Jesús carga su Cruz, carga los pecados y problemas del mundo, con el dolor del hombre que sufre las miserias de la indiferencia y la injusticia, con el temor profundo de quiénes sufren persecución y muerte a causa de su fe, de su sexo, de su raza, edad y cualquier otra característica que lo haga distinto al resto de los demás.

Jesús cae por primera, segunda y tercera vez, siente dolor como los hombres de carne y hueso. El hijo de Dios se encuentra entre nosotros, lo encontramos en el rostro del desahuciado, en la enfermedad que oprime nuestros cuerpos, en la debilidad de aquellos que sufren limitaciones físicas y dependen de los demás para seguir adelante. Jesús nos acompaña en nuestra realidad como hombres.

Ayudemos a Jesús a levantar la Cruz, porque el Señor nos llama a seguirlo para ir a su encuentro. Su sacrificio es muestra de su amor perfectísimo. No lo abandones, acéptalo como el salvador de tu alma. Ruega por su dolorosa pasión y ruega por la misericordia de Dios hacia el mundo entero.

Es el momento de que tu y yo lo acompañemos en ese trayecto, porque somos tu y yo los que deberíamos estar ahí. No sé cuando haya sido tu primer encuentro, no sé hace cuanto escuchaste su voz por ultima vez, pero sé que este es el momento de hacerle saber todo lo que sientes por Él. Es el momento de levantar tu voz y contarle todo lo que has callado, por pena, por miedo a ser juzgado o perseguido, por indiferencia o por rencor a Él. Recuerdalo siempre, Él es tu amigo, que quiere estar contigo, que quiere escucharte; ten la confianza de platicarle lo que sientes, porque a pesar de todo lo que está cargando, te juro que el anhela escuchar tu voz hablándole. Y si, las cosas no van a salir siempre como queremos, pero nosotros no somos Dios, confía en Él, en sus planes, y aunque no los entiendas, dile: Que se haga tu voluntad.

Actividad

Toma un momento y dispón tu mente a una platica con Dios, puedes escribir una carta o simplemente teniendo una plática solo ustedes 2, agradécele, pide perdón y llena esa platica o carta de amor y sentimientos. La carta o dialogo entre tú y Jesús deberás iniciarla con un Padre Nuestro y un Ave María y posterior a eso podrás comenzar a hacer tu carta o tu platica con Dios. Al finalizar toma una hoja y escribe en una frase corta que simboliza para ti una plática con Dios.

Pero esto no termina aquí.

Hoy es un día de luto y reflexión.
Después de reflexionar con todo esto, estarás de acuerdo conmigo que la mejor forma de participar hoy con Jesús es acompañarlo en su muerte. Si, se que esto puede sonar complicado, pero pon atención, por acompañarlo no me refiero a ser testigo o espectador; sino a morir con Él.

Piensa cuáles son hoy todas las cosas que no te permiten acercarte a Dios. Qué actitudes, vicios, costumbres, acciones, etc. te mantienen alejado de Dios y en este día, pídele que te ayuda y e fuerza para darles muerte.
Hoy puedes morir con Él, para resucitar en unos días a una vida nueva, una vida mejor.
Dicen que querer es poder, hoy toma esa decisión de cambiar.
Acompaña a Jesús en su muerte, para después acompañarlo glorioso en su resurrección.

4 Comments

  1. Senti tan bonito, no muchas veces nos damos cuenta de como fallamos hasta que vemos que apesar de eso siempre existe alguien que esta ahi para abrazarnos y decirnos aqui estoy te perdonó. Graciass!!

  2. Miguel zavala

    Hola Emmanuel desde la primera vez que escuche este canto me. Gusto mucho y esperaba con ansias ver la reflexion la. Cual es muy buena al. Igual que el canto

  3. La verdad he leído este post como fácil 4 veces en este día, y la verdad hoy ha sido un día muy emocional personalmente, gracias por ver que él está con nosotros, que dio su vida por nosotros y que prueba de amor más grande que esa hay? La verdad es que Él siempre está ahí con nosotros y perdonarnos, y aunque a veces no entendamos sus planes siempre confiamos en su voluntad, en su forma y su tiempo. Gracias por todo esto!!

  4. Mercedes Mtz Aguayo

    Muy bonita canción la frase “No entiendo tus planes pero q se haga tu voluntad” m encanto Cuanto se nos facilitaría la Vida aceptando d buen agrado la voluntad d Dios creador d todo
    Si le quedo todo tan perfecto y bonito deberíamos confiar y abandonarnos en su Santa Voluntad

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